La primera semana de octubre dejó una escena familiar, los mercados celebran mientras la política estadounidense no lo pasa bien.
A pesar del cierre parcial del gobierno, la incertidumbre fiscal y las crecientes tensiones sociales, Wall Street volvió a subir y volvió a tocar máximos históricos. El S&P 500 encadenó su sexta sesión consecutiva al alza y el Nasdaq, aunque más contenido por la toma de utilidades en semiconductores, logró sostenerse. Todo esto mientras EE. UU. vive un nuevo episodio de parón político que amenaza con extenderse más allá de lo presupuestado.
El “shutdown” de la administración federal en EE. UU., vigente desde el miércoles, ha congelado la publicación de datos oficiales y paralizado a más de 750 mil empleados públicos. Pero, irónicamente, esa falta de información parece haber calmado a los mercados. Sin cifras duras que recuerden los riesgos, los inversores se aferran a la narrativa de una próxima baja de tasas por parte de la Reserva Federal. Según el FedWatch de la CME (Chicago Mercantile Exchange), la probabilidad de un recorte de 25 puntos básicos el 29 de octubre ya roza el 98%. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años retrocedieron hasta 4,10%, reflejando expectativas de una política monetaria más laxa. En otras palabras, el cierre del gobierno no asusta, sino que alimenta la idea de una Fed más paciente.
La temporada de resultados comenzará la próxima semana, y el mercado confía en que las grandes tecnológicas mostrarán resiliencia suficiente para justificar las valoraciones. En un mercado donde la tendencia sigue siendo los semiconductores con la inteligencia artificial como hilo conductor del entusiasmo.
En Europa, el panorama también fue positivo. Varios índices alcanzaron nuevos máximos anuales, apoyados en la expectativa de un recorte coordinado de tasas hacia fin de año. Los bonos soberanos europeos se beneficiaron del tono más moderado de los bancos centrales y del repunte en la confianza empresarial.
De cara a esta semana, los mercados se moverán entre la calma aparente y la expectativa. La falta de datos oficiales seguirá siendo un obstáculo para interpretar el pulso de la economía, pero habrá discursos de varios miembros de la Fed, incluido Jerome Powell, que podrían indicar el camino del debate sobre los próximos pasos de la política monetaria. También se observará con atención cualquier avance en las negociaciones para reabrir el gobierno, aunque, por ahora, el marcado parece convencido de que la historia terminará, como siempre, con un acuerdo de último minuto. Por ahora, el mercado baila al ritmo de la Fed, aunque la música suene cada vez más lejana.