Vizcaya Weekly

Expectativas en suspenso

La semana comenzó con un cambio de ánimo que pocos habrían anticipado tras el tropiezo reciente de la inteligencia artificial y la creciente inquietud en torno a las valoraciones tecnológicas.

Alan Levi
11.11.2025

El mercado llevaba días atrapado en una especie de burbuja que no termina de estallar, pero que incomoda por su propio tamaño, especialmente cuando la política monetaria de la Reserva Federal sigue siendo un terreno incierto. El prolongado cierre del gobierno estadounidense solo añadió más sombras, al impedir la publicación de datos esenciales de inflación, empleo y actividad. Sin brújula estadística y con dudas sobre cuánto espacio real queda para que las tecnológicas se sigan expandiendo, el apetito por riesgo había retrocedido con fuerza.

Ese escenario, sin embargo, giró bruscamente con las recientes señales de progreso en el Congreso para poner fin al bloqueo presupuestario. Tras 40 días de paro, el Senado avanzó hacia un acuerdo fiscal que permitiría financiar al gobierno hasta enero de 2026 y, con ello, reactivar el aparato estadístico que la Fed necesita para calibrar su próxima decisión de política monetaria en diciembre. Solo la expectativa de normalización fue suficiente para reencender el impulso comprador: el S&P 500 abrió la semana con alzas y el Nasdaq recuperó terreno, liderados por un rebote de más de 3% de la gigante Nvidia. La lectura es clara, en un mercado dominado por narrativas, el fin del cierre funciona más como un cambio de percepción que como un verdadero impulso económico, dando un nuevo aire a los activos de mayor riesgo.

No obstante, las tensiones de fondo no desaparecen. El debate sobre una posible burbuja en torno a la IA sigue generando nerviosismo. Desde mediados de abril, el mercado estadounidense prácticamente no ha corregido más de 4%, un rally que comienza a necesitar señales reales de validación. Por eso, la publicación aún incierta de los datos de empleo, inflación al consumidor y ventas minoristas será determinante en los próximos días, tanto para entender la magnitud de la desaceleración como para anticipar si la Fed mantendrá el tono flexible que el mercado asume.

Mientras tanto, la combinación de resultados corporativos mejores de lo esperado y un banco central menos restrictivo, siguen proporcionando un soporte considerable para la renta variable mientras que, en paralelo, los rendimientos del Treasury a 10 años se mantienen contenidos.

El ánimo mejora, pero el avance aún depende de que la información vuelva a fluir. En un mercado tan guiado por expectativas, la normalización en Washington no solo despeja ruido político, sino que también permite recuperar las señales que orientan e indican el rumbo en estas próximas semanas.

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