Wall Street continúa batiendo récords en medio de un septiembre marcado por la expectativa de recortes de tasas de interés en Estados Unidos. Ahora la pregunta que domina al mercado no es si habrá recorte, sino de cuánto será y qué implicancias tendrá para el rumbo de la política monetaria hacia adelante.
Wall Street continúa batiendo récords en medio de un septiembre marcado por la expectativa de recortes de tasas de interés en Estados Unidos. Este mes la Reserva Federal se encuentra en el centro de todas las miradas y tras meses de señales mixtas, el último reporte de empleo terminó de consolidar las apuestas por una relajación de la política monetaria en la próxima reunión del 17 de septiembre. Ahora la pregunta que domina al mercado no es si habrá recorte, sino de cuánto será y qué implicancias tendrá para el rumbo de la política monetaria hacia adelante.
El dato de empleo norteamericano entregado el viernes dio la señal definitiva. Las nóminas no agrícolas crecieron apenas en 22.000 puestos en agosto, muy por debajo de los 75.000 esperados, con revisiones que incluso dejaron a junio en terreno negativo por primera vez desde 2020. El desempleo subió al 4,3% y el crecimiento salarial se moderó al 3,7% anual. Estos datos refuerzan la visión de un mercado laboral que pierde fuerza y que entrega espacios a la Fed para actuar. El rendimiento del Treasury a 10 años retrocedió a 4,07%, reflejando la convicción de que el ciclo de tasas ya alcanzó su techo. Según la herramienta FedWatch de CME (Chicago Mercantile Exchange), el mercado asigna hoy un 90% de probabilidad a un recorte de 25 puntos básicos, aunque las chances de un ajuste de 50 pb han ganado terreno hasta un 17%.
En Europa, la atención está puesta en la crisis política francesa: la continuidad del gobierno actual tambalea y, con ella, la estabilidad de la deuda gala. Mientras tanto, el BCE se reunirá el jueves, donde no se esperan cambios inmediatos, pero los comentarios de Christine Lagarde sobre posibles recortes a futuro podrían ser determinantes para la confianza de los participantes del mercado en el viejo continente.
Los activos “refugio” confirman el nerviosismo latente frente a los hechos venideros. El oro subió un 4% en la última semana, alcanzando máximos históricos, mientras que la volatilidad medida por el VIX repuntó a 17,2 puntos.
La próxima semana será decisiva. Además de la reunión del BCE, se conocerán datos claves en EE. UU.: la revisión anual de las cifras de empleo el martes, el índice de precios al productor el miércoles y el IPC de agosto el jueves. Estos indicadores no solo validarán, o pondrán en duda, la magnitud del recorte de la FED en septiembre, sino que también marcarán la pauta para ver si es posible abrir la puerta a un ciclo más prolongado de flexibilización monetaria.
Septiembre arranca, entonces, con la Fed como protagonista indiscutida. Un primer recorte parece inevitable; lo que está en juego es si será el inicio de un giro duradero en la política monetaria o solo un ajuste táctico frente a un mercado laboral debilitado. Los inversores lo saben, más allá de Europa y Asia, la brújula de los mercados sigue apuntando a Washington.