Tras la sorpresiva baja de clasificación de la deuda americana, la semana pasada comenzó con otra mala noticia en el sector crediticio de EEUU ya que Moody's también decidió un recorte en el rating de 10 bancos medianos y pequeños causando gran expectativa de quiénes pueden ser los siguientes.
Tras la sorpresiva baja de clasificación de la deuda americana, la semana pasada comenzó con otra mala noticia en el sector crediticio de EEUU ya que Moody's también decidió un recorte en el rating de 10 bancos medianos y pequeños causando gran expectativa de quiénes pueden ser los siguientes.
El jueves pasado conocimos el dato de inflación de EEUU correspondiente al mes de julio, este se ubicó en línea con lo esperado, llegando a un 3.2% para los últimos 12 meses. A su vez la inflación subyacente también estuvo dentro de lo esperado, explicada principalmente por la caída en la vivienda que comentábamos la semana pasada. Adicionalmente las solicitudes semanales de seguro de desempleo aumentaron considerablemente por lo que con toda esta información el mercado no espera un alza de tasa en la próxima reunión de septiembre.
Podemos concluir que estas últimas semanas se han reducido notoriamente los dos grandes riesgos que han estado presentes los últimos meses en el mercado, ya que en este momento prácticamente ningún agente económico espera un aterrizaje forzoso de la economía, ni una inflación descontrolada.
A medida que se ha ido configurando este escenario, los activos de riesgo tuvieron un impulso, y la bolsa recuperó bastante terreno del cedido en 2022, a medida que la inflación se vaya moderando, es de suponer que la FED encontrará terreno fértil para ir bajando la tasa moderadamente durante el 2024, afianzando el crecimiento económico, y protegiendo el mercado laboral.